La tumba de Tutankamón, el pequeño faraón, fue abierta el domingo 26 de noviembre del 1922, el arqueólogo Howard Carter, la descubrió luego de tantos años de excavaciones. Junto a Lord Carnarvon, que había financiado las excavaciones, fueron los primeros hombres en entrar en la tumba en 3300 años.
Carter, hizo un agujero en el muro y con una lampara miro por él. Lord Carnarvon le preguntó a Carter: «¿Ve usted algo?». El egiptólogo inglés respondió: «Sí, cosas maravillosas».
El sueño del arqueólogo, era el ambicioso proyecto de excavar en el Valle de los Reyes en busca de las tumbas aun no descubiertas de los dos faraones de la XVIII dinastía: Amenothep IV, Akhenaton, el faraón hereje, y su sucesor e hijo Tutankamón.
El plan de Carter preveía una excavación sistemática de todo el valle, subdividido en sectores que se explorarían en sucesión. Comenzaron en el otoño de 1917.
Las fallas y los cuantiosos gastos de los cinco largos años de excavaciones, disminuyeron el entusiasmo y los fondos de Lord Carnarvon que en el verano de 1922 llegó a la idea de concluir la operación. Sin embargo, Carter todavía creía en su proyecto y logró convencer a su prestamista para que le concediera una temporada más, el tiempo necesario para excavar en el último sector que quedaba para explorar.
El 3 de noviembre las excavaciones en este último sector se reanudaron frente a la tumba de Ramsés VI. Al segundo día de excavación, resurgió un escalón que pronto se convirtió en una escalera que llegaba a una puerta intacta con los sellos de la necrópolis, y con un sigilo que nunca se había violado en los miles de años desde su cierre.
Lord Carnarvon fue inmediatamente llamado a Egipto para asistir a la apertura de la puerta y llegó a Alejandría, el 20 de noviembre. El 26 de noviembre, Howard Carter y Lord Carnarvon se pararon frente a la puerta inviolada del siglo XIV a.C.
Las fotos que siguen son el testimonio de este fantástico descubrimiento, realizadas por el gran fotógrafo Harry Burton, sus esplendidas fotos en blanco y negro son de un valor inestimable y gracias al trabajo de la compañía británica Dynamichrome, es que podemos apreciar los colores, tal como los viera Carter que ante tal espectáculo expresó: «Surgieron de la oscuridad los detalles de la estancia que se abría ante mí: extraños animales, estatuas y oro. Por todas partes el brillo del oro«











La imagen principal: La máscara funeraria de Tutankamón en el Museo Egipcio de El Cairo